Si revisa en su despensa con certeza encontrará en las etiquetas de algunos productos el nombre de ciertos aditivos alimentarios. Según la FAO, la organización de alimentación y agricultura de las Naciones Unidas, los aditivos alimentarios son sustancias que se agregan para mantener o mejorar la seguridad, frescura, sabor, textura, o apariencia de los alimentos.

 

Los aditivos típicamente se utilizan en pequeñas cantidades y su origen puede ser natural (derivado de plantas, animales, minerales), o sintético. Para que un aditivo sea agregado a un alimento deben ser evaluado rigurosamente hasta probar su seguridad. Sin embargo, existe controversia y en algunos casos evidencia concreta con respecto a algunos aditivos que son incorporados de forma intencional o terminan en el alimento al migrar desde el empaque.

 

¿Cuáles efectos adversos podrían ocurrir con relación al consumo de aditivos?

 

La gran mayoría de personas no van a experimentan ningún problema de salud. Sin embargo, una pequeña parte de la población sí podrían desarrollar molestias, tales como: desórdenes digestivos (diarrea, inflamación, o dolor abdominal), trastornos del sistema nervioso central (hiperactividad, insomnio, e irritabilidad), problemas respiratorios (asma, rinitis o sinusitis), y afecciones de piel (enrojecimiento, hinchazón, ronchas o brotes).

 

¿Cuáles aditivos tienden a ser más problemáticos?

 

Existen más de 400 aditivos alimentarios, se cree que menos de 50 son los que se asocian con problemas de salud. A continuación, se mencionan los aditivos de mayor consumo según su función y su posible riesgo para la salud.

 

  • Mejoradores de sabor: el glutamato monosódico se ha asociado con síndrome metabólico, obesidad, dolor de cabeza, entre otros, si se consume en exceso.
  • Colorantes artificiales: pueden empeorar los síntomas de déficit atencional e hiperactividad en niños. Se recomienda sobretodo evitar: amarillo 5 y 6, rojo 40, y azul 1.
  • Preservantes: el consumo regular de nitritos presentes en carnes procesadas está asociados con una mayor incidencia de cáncer gástrico y colorectal.
  • Utilizados en empaques: el BPA y los ftalatos son disruptores hormonales que pueden interferir con la pubertad, fertilidad, e inmunidad. Se encuentran en algunos plásticos, interior de latas, juguetes, etc.
  • Otros: estabilizantes o emulsificantes tales como CMC, P80, o carragenina se han asociado a parámetros de inflamación más elevados, alteraciones en la microbiota, e hiper-permeabilidad intestinal. Se encuentran en helados, yogurt, leches vegetales, margarina, etc.

 

Llevar una dieta 100% libre de aditivos puede convertirse en una tarea pesada y poco provechosa. Sin embargo, tampoco es recomendable que la mayoría de lo que comamos sean productos ultra procesados, es decir alimentos con largas listas de ingredientes, empacados, de larga duración y poco valor nutricional.

 

El balance siempre será de los mejores emblemas en nutrición. Por ende, la mejor fórmula para el grueso de la población es: consumir alimentos en su forma natural la mayor parte del tiempo y hacer un uso racional y consciente de los alimentos que contengan aditivos, sobretodo los considerados más problemáticos.  Para más información de este y otros temas, puede revisar la pág web www.centrodenutricion.co.cr y nuestras redes sociales.

 

Fuentes

https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/food-additives

https://pediatrics.aappublications.org/content/142/2/e20181410.short

https://www.healthline.com/nutrition/common-food-additives

https://www.health.harvard.edu/blog/common-food-additives-and-chemicals-harmful-to-children-2018072414326

https://www.betterhealth.vic.gov.au/health/conditionsandtreatments/food-additives