Las bebidas alcohólicas han sido utilizadas históricamente por el ser humano. Sin embargo, en las últimas décadas, la ingesta de alcohol ha aumentado rápidamente debido a que alrededor de todo el mundo se ha convertido parte de muchas actividades sociales.  Es por esto que hoy en día los pacientes consultan mucho sobre estrategias para incluir bebidas alcohólicas durante el proceso de mantenimiento o de pérdida de peso y grasa. A continuación, comentaremos un poco más sobre cómo el licor influye para lograr este objetivo.

Primero es importante aclarar que el aumento de la grasa corporal es una condición que involucra muchos factores, dentro de los cuales la alimentación inadecuada y la falta de actividad física suelen ser los principales.  Debido a esto es cómo podemos decir que no existen alimentos ni buenos, ni malos, por lo que todo se trata de un balance entre el consumo y gasto de energía. De forma que el alcohol por sí solo no puede explicar el sobrepeso ni la obesidad, debido a que la cantidad de grasa corporal también depende de otros factores como algunas enfermedades, medicamentos, factores genéticos, el tabaco, el sedentarismo y el estrés. Sin embargo, para ciertas personas, el consumo de alcohol puede ser una causa importante del incremento de sus calorías diarias y muchas veces es pasado por alto.

En varios países el consumo de alcohol es una práctica frecuente debido a su cultura. Por ejemplo, esto sucede con la Dieta Mediterránea.  La cual ha mostrado tener muchos beneficios a nivel de salud, previene el riesgo de Diabetes Mellitus tipo 2, Hipertensión Arterial, Síndrome Metabólico, ciertos tipos de cáncer, así como el sobrepeso y la obesidad. Además de que previene el deterioro cognitivo y mejora el estado de ánimo.

Esta dieta se caracteriza por ser una alimentación completa, con una ingesta alta en frutas, vegetales y grasas buenas como el aceite de oliva y aceitunas. Se consumen leguminosas como garbanzos, lentejas y frijoles. Semillas o frutos secos como las almendras, maní, pistacho o nueces. Verduras harinosas como papa y camote. Así como cereales como el trigo y el arroz, para preparar la pasta o el pan. También tiene un bajo consumo de carnes rojas, pero alto en pescados y mariscos. En cuanto a los lácteos, los que más destacan son el yogurt y el queso. Por último, esta dieta incluye un consumo moderado de alcohol, principalmente de vino, utilizado para acompañar las comidas.  Sobre esto se han hecho estudios que han demostrado que puede tener efectos beneficiosos para la salud, siempre y cuando se consuma con moderación y manteniendo una alimentación equilibrada.  

Por otra parte, otros estudios han demostrado que la ingesta de alcohol en cantidades moderadas podría tener un efecto cardioprotector debido a que parece elevar el colesterol-HDL (colesterol bueno) y reducir levemente colesterol-LDL (colesterol malo). Además de ayudar a limpiar las arterias, disminuyendo el riesgo de aterosclerosis. Es importante dejar claro que una ingesta moderada hace referencia a 10 a 30 g de etanol al día. En donde 1 cerveza o una copa de vino contienen 10g, mientras que una bebida destilada aporta 20g de alcohol aproximadamente.  

No obstante, se debe tener en cuenta que las bebidas alcohólicas son un alimento alto en calorías, en donde 1 gramo de alcohol aporta 7 calorías (kcal). Esto significa que entre mayor sea el porcentaje de alcohol de la bebida, mayor cantidad de calorías contiene. Es así como, por ejemplo 1,5 onzas (1 shot), de cualquier bebida alcohólica destilada, puede llegar a aportar aproximadamente 90 calorías.

Es por esto que, a la hora de escoger el tipo de bebida alcohólica a consumir, es importante tener en cuenta el porcentaje de alcohol que aporta, ya que varía entre las diferentes bebidas. En donde la cerveza suele aportar entre el 3 % y el 6 %, el vino entre 11% y 20%, mientras que los destilados varían entre el 25 % y el 90 % de alcohol por botella aproximadamente.

Recuerde que muchas veces las bebidas alcohólicas son preparadas con otros ingredientes como azúcar, sirope, gaseosas o jugos. Estos ingredientes también tienen un gran aporte calórico. De forma que se recomienda preferir los licores destilados, acompañados con “ligas” bajas o libres de calorías, sin azúcar. Así como las bebidas con un porcentaje moderado de alcohol. Recomendando así el consumo máximo de 1-2 bebidas alcohólicas al día en mujeres y 2-3 hombres.

Además, es importante no dejar de lado que, si se va a ingerir alcohol, es necesario también poner en práctica un estilo de vida saludable. Incluyendo la práctica de actividad física en al menos 30 minutos al día, junto con el entrenamiento de fuerza o movilidad al menos 2 veces por semana. Así como dormir bien, ya que descansar menos de 6 horas por noche está asociado a un mayor consumo de alcohol y alimentos.

En cuanto a las calorías del alcohol, éstas no pueden ser almacenadas en el cuerpo, por lo que son utilizadas como fuente energía antes que las grasas y los carbohidratos. De forma, que al no gastar suficiente energía y recibir más calorías de la que se necesita, se llega a acumular a mediano o largo plazo, provocando el aumento del peso y la grasa corporal.  Sin dejar de lado que la energía obtenida sería de “calorías vacías”, sin vitaminas ni minerales. Debido a esto, se ha observado que las personas que beben 2 o más bebidas alcohólicas por día, tiene mayor predisposición a aumentar el porcentaje de grasa e Índice de Masa Corporal (IMC), que es la relación entre la estatura y el peso de la persona.

Es importante tomar en cuenta que el consumo de alcohol puede aumentar el apetito y las ganas de comer, aunque no se tenga hambre, provocando la ingesta excesiva de alimentos altos en grasas como las “cosas de picar”. Además, el licor puede desencadenar un comportamiento impulsivo, aumentando el riesgo de comer de forma descontrolada, por lo que no se recomienda el consumo excesivo de alcohol en personas ansiosas ya que este efecto puede ser mayor.

A parte de esto, también se ha demostrado que el consumo en exceso de alcohol puede afectar el mantenimiento y la ganancia de masa muscular. De forma que para lograr la pérdida de grasa se recomienda reducir la ingesta de alcohol en personas con baja masa muscular. Debido a que esto podría minimizar la pérdida de músculo y mejorar su mantenimiento.

Es importante recordar también que además de influir en el peso, el alcohol también actúa sobre el sistema nervioso, los procesos cognitivos y la función metabólica, por lo que su exceso es perjudicial para la salud. Se sabe que también puede afectar la capacidad de una persona de analizar y tomar decisiones y, además, podría ser una sustancia adictiva, por lo que no todas las personas deberían consumirlo.

Por todas estas razones se recomienda un consumo moderado de licor, poco frecuente, prefiriendo principalmente aquellos con un bajo porcentaje de alcohol y menor cantidad de calorías. Cuando consuma licor, es muy importante hidratarse adecuadamente para evitar dolores de cabeza, náuseas, dolores articulares y fatiga. Todavía más, si se está realizando un plan de alimentación enfocado en la pérdida de grasa. Recuerde también poner en práctica otros hábitos saludables de forma constante, procurando poner en práctica una alimentación completa y balanceada.

Para esto, es importante buscar la asesoría adecuada con el fin de poder lograr de la manera más segura y saludable sus metas. En el Centro de Nutrición Larisa Páez hay profesionales que le pueden ayudar a mejorar a lograr mejorar sus hábitos, no dude en visitar nuestra página web www.centrodenutricion.co.cr o nuestras redes sociales @centrodenutricionlarisapaez.

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